En las inmediaciones de la cordillera occidental y mas específicamente en los Farallones de Cali nace el Rìo Jamundì, con 41.2 km de distancia recorre las bastas tierras de este bello municipio ubicado en el sur del departamento del Valle del Cauca marcando asì un limite natural con su vecino por el norte la ciudad de Santiago de Cali.
Este rìo vallecaucano irriga el norte del municipio dejando a su paso miles de espacios que son utilizados por propios y visitantes para el sano esparcimiento en sus aguas. Luego de unirse al rio Jordán en inmediaciones del corregimiento de Potrerito llega a la parte plana donde los espacios de interacción ciudadana con el rìo se han venido limitando debido a las nuevas urbanizaciones, unidades residenciales y negocios que proliferan en sus inmediaciones depositando en sus aguas un sinnúmero de cargas residuales que afectan su pureza y potabilidad.
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Al llegar al sector de la antigua "Hacienda Sachamate" el afluente toma otra tonalidad y el vaivén de sus aguas torrentosas disminuye y es ahí donde los contertulios de barrios cercanos hacen de este paraíso un lugar ideal para pasar la tarde, llevar a los menores de edad para que jueguen con la arena y disipar las olas de calor que impactan la comarca mayormente en días de verano.
Al llegar el invierno le hemos visto desbordase, copar sectores que se creían difíciles de inundar y con ello su danzar sobre el famoso puente reja -Antigua carrilera del tren- que impávida espera ser recuperada.
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Antes de llegar a su destino final recibe las aguas del Rìo Pance que hoy también cuenta con un alto impacto sobre su cuenca debido a urbanizaciones y casa de habitación sobre sus riveras, la extracción de material y la carga de desechos orgánicos que se le depositan, lo que merece la atención de los órganos de control
El llamado es a cuidar el rìo y el ecosistema que el representa garantizando el bienestar de la fauna, flora y el desarrollo de las ciudad sin coptar los pulmones de vida y el agua que circunda el territorio
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“Los charcos son espejos verdes por el reflejo de los árboles y árboles que a las orillas van cruzando el cielo. Y por las montañas, también. En dos kilómetros de caminata es posible que aparezcan cinco-seis piscinas mansas y transparentes, con dos o tres metros de profundidad para hacer clavados o ‘caretiar’ pescaditos de rayas que se ven cerca de las últimas rocas del fondo”
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